¿Qué nos ha gustado?
- Objetividad: Augusto es un emperador tan odiado como querido por los historiadores. Adrian Goldsworthy, sin embargo, opta en su libro por la imparcialidad y no duda en ser crítico hacia las muestras de brutalidad de este monarca pero también en mostrarse complaciente con sus aciertos. Esto aporta un buen equilibrio a la biografía, una de las más objetivas escritas hasta la fecha.
- Distintas caras: lo que más nos ha gustado de Augusto es la habilidad de Goldsworthy para traer al frente las diferentes facetas del emperador. En las primeras partes presenciamos su vida como guerrero. En las finales como máximo dirigente de un imperio. Y en ambas al autor sabe mostrarnos la evolución de la persona que se escondía tras el nombre y las dificultades personales y políticas a las que se enfrentó para convertirse en el primer emperador de Roma.
- Con todo lujo de explicaciones: a pesar de que, como bien especifica el autor al final del libro, no son muchas las fuentes históricas sobre la vida de Augusto de las que disponemos, Goldsworthy hace una buena reconstrucción en esta biografía. No faltan detalles y la labor de documentación que se aprecia detrás es excepcional.
¿Qué no nos ha gustado?
- Más lenta: en comparación con otros libros anteriores de Goldsworthy, la biografía de Augusto peca de lentitud. Tal vez porque la prosa del autor resulta más plomiza y las explicaciones caen algunas veces en repeticiones innecesarias.
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