Un desgarrador y vertiginoso thriller que ningún lector olvidará. Un brutal asesinato obligó a Michael a huir de Iron Mountain, el orfanato al que fue llevado junto con su hermano Julian cuando apenas era un chiquillo. Un lugar horrible en el que tuvo que aprender a luchar para proteger sus vidas. Convertido 20 años después en uno de los ejecutores del crimen organizado de Nueva York, tan temido en las calles que apenas necesita matar para hacerse respetar, su vida cambia para siempre cuando conoce a Elena, una hermosa e inocente joven que le enseña el verdadero significado y el poder del amor. Ahora quiere comenzar una nueva vida y aprovechar la oportunidad para formar una familia como la que él y Julian nunca tuvieron. Pero alguien más está moviendo los hilos. Y escapar no será tan fácil…
¿Qué nos ha gustado?
- Los niños son el centro: Iron house recuerda en cierto
modo a algunas de las mejores novelas de Charles Dickens –especialmente, a
David Cooperfield– en cuanto que sitúa en el centro de la trama esa lucha por
la supervivencia protagonizada por niños que tan magistralmente capturó el
autor inglés. La visión de la infancia que John Hart ofrece al lector mantiene
esa misma realidad descarnada y las penurias y dificultades por las que
atraviesan los dos hermanos protagonistas conservan todo el realismo que hizo
popular las obras de Dickens.
- Presenciando la evolución: tanto Michael como Julian, los
dos hermanos protagonistas de Iron house, no tardan en conectar con el lector
gracias a la brillante caracterización con la que Hart les dota. Sus figuras no
dejan de ganar en complejidad conforme avanza la novela y la evolución que
experimentan ambos aporta a la obra una mayor profundidad, que era inexistente
en muchos de los anteriores trabajos de Hart.
- Una trama inolvidable: acostumbrados a los thrillers de Hart,
Iron house resulta casi una rareza dentro de su trayectoria. En su último
trabajo, el autor norteamericano opta por una historia con menos componentes de
suspense y más carga sentimental que, sin embargo, no supone un detrimento de
la complejidad narrativa que suele caracterizar cualquiera de sus libros. El
argumento se desenvuelve con soltura, sin demasiados capítulos de relleno como
los que existían en El rey de la mentira, y algún que otro giro pensado para
despertar la sorpresa del lector.
- Mejorando: el estilo narrativo de Hart no deja de mejorar
conforme nuevas obras salen de su mente y de sus manos. Las descripciones
resultan cada vez más precisas –a veces, incluso demasiado– y los diálogos
superan al fin la sucesión incongruente de palabras que marcaban las
conversaciones de algunos de sus anteriores libros. Desde luego, un salto de
calidad considerable y de agradecer.
¿Qué no nos ha gustado?
- Esto no es apto para corazones sensibles: teniendo en cuenta que Iron
house bebe directamente de la tradición literaria dickesiana, uno casi espera
que la novela de Hart no resulte precisamente suave. Pero algunas escenas
superan muchas de las expectativas y la crudeza y crueldad con la que el autor
las describe resultan hirientes, sobre todo, para aquellos lectores menos
predispuestos a presenciar determinados acontecimientos que pecan de excesivo
detallismo.Artículos relacionados
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